Las redes sociales nacieron como comunidades virtuales que permitían a sus usuarios interactuar con todo el mundo en tiempo real, ya sean familiares o amigos en el exterior o personas con las que comparten gustos o intereses. Su principal objetivo fue convertirse en una plataforma de comunicaciones que permitía conectar gente que se conoce o desea conocerse y compartir con ellos recursos como fotos y vídeos desde un lugar de fácil acceso y administrado por los usuarios mismos.
Las redes sociales se basan en una teoría conocida como "seis grados de separación" (publicada en 1967), que consiste en que, todas las personas del mundo estamos contactados entre nosotros con un máximo de seis individuos como intermediarios en la cadena. Esto hace que el número de personas conocidas en la cadena crezca conforme el número de conexiones crece. De esto se desprende que sólo se necesita un número pequeño conexiones para formar una red que nos conecte a todos, haciendo posible que un mensaje llegue a cualquier parte del mundo, ya que, se necesitan precisamente seis niveles de conexiones para conectar un billón de indivuduos si se asume que cada una conoce a cien personas en promedio.
Las redes han evolucionado y excedido su rol en nuestras vidas, en vez de ser "medios para" (conectarse con gente, compartir información, etc), son acciones que realizamos diariamente y esto se refleja en los verbos que usamos para dar curso a las mismas : twittear, whatsappear, instagramear, stalkear, etc. ¿Cuántas veces nos sacamos fotos con la intención de que sean nuestra próxima foto de perfil o portada? ¿Cuántas de las cosas que hacemos pasan por fuera de las redes sociales?
La teoría de los 6 grados de separación ha sido ampliamente superada: ya no hablamos de contactos infinitos sino de redes que atraviesan nuestras rutinas cotidianas y se encuentran tan naturalizadas en nuestro lenguaje que nos resultan realmente imperceptibles.
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