El objetivo principal del Naming consiste en lograr que los consumidores identifiquen el producto y le atribuyan características que lo diferencien de su competencia. El marketing postula que las personas no consumen productos sino marcas, o mejor dicho, estas características invisibles que transmiten y que se encuentran en sus propias mentes.
Hasta ahora elegir el nombre de la marca era el elemento que definía su éxito o fracaso. A través del naming se desplegaba la carta de presentación que le decía al consumidor si el producto era de calidad, premium, económico y qué era lo que le ofrecía a sus usuarios.
Según un reciente artículo en la Journal of Marketing Behavior, el contexto actual funciona de otra forma: el consumidor no tiene que imaginarse los atributos de la marca a través del nombre sino que tiene Internet para corroborar los mismos. Le resulta más valiosa la información que le brinda la web y las opiniones que los otros usuarios han expresado que lo que el nombre pueda transmitirle o despertarle.
Lo irracional y lo subconsciente han perdido peso en el mundo de la información: antes las marcas y los datos eran muchísimo menores. Hoy el contenido es infinito y el usuario tiene que tomar decisiones mucho más finas entre miles de productos que a simple vista parecen prácticamente iguales. Es por ello que en el presente no basta con tener un buen nombre, éste debe estar acompañado por una excelente reputación online.
Dime que dicen los internautas de ti y te diré quien eres.
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