Spotify fue fundada en 2006 por Daniel Ek y Martin Lorentzon. La inversión inicial fue de varios millones y contrataron ingenieros para programar la aplicación (entre ellos el creador de µTorrent), con el fin de ahorrar costos y mejorar la velocidad. El problema fueron las licencias: las discográficas no creían en un modelo basado en la publicidad y la suscripción a una tarifa fija. En aquel entonces, iTunes triunfaba y se creía que con las descargas pagas podrían sobrevivir a la piratería. Spotify intentó convencerlos de que, con su modelo ganarían dinero de usuarios que, de otra forma seguirían descargando música gratis en la red. Renunciaron a conseguir licencias mundiales y fueron por las europeas. Les llevó dos años, en los que tuvieron que seguir invirtiendo millones para mantener la empresa a flote sin ingresos. Finalmente Spotify como la conocemos hoy en día, se inicia en octubre de 2008 en Escandinavia, Reino Unido y España. Tardaría tres años más en llegar a Estados Unidos. A pesar de su éxito, las discográficas siguen sin estar del todo convencidas.
Hasta ahora Spotify es sólo utilizada como canal de publicidad para las disqueras y sus artistas. Frente al ascenso de la red como preferida de los usuarios y el hastío generado por las innumerables publicidades de YouTube que interrumpen los videos favoritos de los internautas, es interesante pensar en esta nueva red como una posibilidad de retorno a los anuncios radiales clásicos, aquellos que evocaban a la imaginación de quienes escuchan. Mientras YouTube se encuentra a punto de implementar una versión paga sin publicidad, Spotify podría pensar incorporar publicidad tradicional como alternativa para ampliar sus ingresos y brindar otro tipo de experiencia a sus usuarios, más relacionada al oyente de radio convencional y a su fidelidad con la emisora.
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